sábado, junio 10, 2006



Texto Extraido de Fotolog/inacap.

Los sofofos que parecían tan modositos, resultaron más ladrones que gato de campo y gracias al viejo punga y criminal del Augusto Pinochet, se echaron al bolsillo una linda cifra y de paso perjudicaron a todo el país al recibir de regalo el Inacap



Parecían de lo mas modositos los guatones caballeros de la Sociedad de Fomento Fabril, pero al final como buenos momios, los susodichos resultaron más ladrones que gatos de campo y con hambre: Se echaron al bolsillo nada menos que cuatro mil millones de pesos de esos de 1987 (la cifra actual medida por el precio del dólar es más del doble).


Pero, eso sería poca cosa comparada con el daño que le hicieron a los chilenos, al chuparse el primer, exitoso y realmente serio instituto de capacitación que tuvo el país, algo tan vital en momentos en que el movimiento secundario está obligando a fijarse en todos los vacíos que tiene nuestro sistema educacional, donde por ejemplo sobran las universidades que egresan y egresan generaciones de profesionales de carreras saturadas, que salen a ser cesantes con título o a ganar menos que un humilde jornalero, bajo el espejismo que aún persiste en la clase media de que pasarse cinco años en una casa de estudios superiores es un pasaporte infalible hacia la fortuna, algo sumamente falso en los tiempos que corren.



El Instituto Nacional de Capacitación (INACAP) estaba destinado a formar en dos y tres años los técnicos medios en las más diversas especialidades, de los que este país aún carece. Lo idearon la CORFO y el Servicio de Cooperación Técnica (Sercotec) y partió por allá por 1966, bajo el patrocinio del ingeniero Raúl Sáez, un hombre destacado en su profesión que salvó a Valdivia del desastre total en 1960, después del terremoto y maremoto de mayo de ese año cuando un enorme tapón en el río Riñihue amenazaba con acumular una impresionante cantidad de agua que finalmente iba a desbordarse y que de no ser controlada, habría terminado de borrar de la faz del planeta a la semi destrozada ciudad. Ayudó en esta tarea desde Sercotec, un momio hábil en material gerencial, Fernando Léniz Cerda, quien tres años más tarde llegó a capo de El Mercucho, pero que igual recibió la correspondiente PLR (patada donde todos saben).



El Inacap formó muchos y necesarios técnicos y había pasado colado en medio de la demencia privatizadora de la dictadura, ese ingenioso medio para robarse todo lo que fuese fiscal, propiedad de todos los habitantes del país, y que produjese dinerito constante y además, sonante. Pero, el viejo ladrón y asesino del Augusto Pinochet lo pilló ya en los años finales de la dictadura y desde 1986 comenzaron las movidas para entregar esta excelente institución docente. Como no se lo pudo traspasar a nadie de la familia, se lo regalo a los sofofos y a una rara corporación creada por estos.


Según un informe emanado de la propia CORFO, la Confederación de la Producción y del Comercio (de la cual la Sofoca es pilar) y la Corporación Nacional Privada de Desarrollo Social ingresaron al INACAP sin ningún pago, ni un solo pesito, mediando tan sólo un acto administrativo del patudo que ejercía de vicepresidente ejecutivo de CORFO, un coronelito de triste memoria llamado Guillermo Letelier Skinner, quien se ganó así el generalato, donde se metió en varios lios que hoy indagan los tribunales.


En el colmo de la desvergüenza, la única obligación que contrajeron los nuevos socios activos fue un Contrato de Prestación de Servicios Educacionales, cuyas obligaciones más relevantes empezarían a contar del año 1993. Además, los nuevos socios no se obligan a invertir en INACAP, pero podían hacer y deshacer desde su dirección, en sus servicios institucionales, en su infraestructura y en su relación con los trabajadores y alumnos.



Incluso quedaron dueños sin límites de los bienes del INACAP, adquiridos con aportes fiscales, especialmente de CORFO, dado que en una conveniente modificación de sus estatutos, según consta de escritura pública de fecha 12 de Mayo de 1986, se estipula en el art. 15 letra E, que el consejo directivo puede “adquirir, gravar, enajenar a cualquier título toda clase de bienes inmuebles”. Esto significa que dicho Consejo está facultado para meterse al bolsillo el activo de INACAP, que nos costo a todos. El valor del patrimonio del INACAP al momento en que se tomaron las decisiones relativas a su privatización, superaban los 4.000.000.000 de pesos, según un balance de diciembre de 1987, actualizado a la época del retiro de CORFO, que graciosamente le traspasó todo a los sofofos.



El Convenio de Prestación de Servicios Educacionales contempló para sus firmantes un monto de 78.110,01 UF, lo que representó a la época de celebración un monto aproximado de 350.000.000 de pesos, no en plata si no en prestaciones educacionales prometidas para cumplirse hasta el año 2002, es decir hace poquito. Para que la cosa fuese más escandalosa, a ese valor de 350.000.000 ya bajo, se le imputó el crédito que la CORFO había adquirido de la Universidad Católica de Valparaíso mediante escritura pública del 28 de junio de 1988 y que ésta tenía contra INACAP por rentas impagas de arrendamiento de su sede en Valparaíso. Ese crédito, por 4.973,17 UF había sido cedido por esa Universidad a la Corfo en pago de una deuda.



Prueba del atropello cometido un propio decreto de la dictadura de 1975, autorizaba a la CORFO solamente para enajenar los bienes de su patrimonio. En este caso se contravino esta norma al haberse enajenado los derechos patrimoniales que le confirió la CORFO a INACAP y se hizo en forma gratuita y con el carácter de una donación encubierta. La contravención anterior resulta clara porque las únicas donaciones que puede hacer CORFO y siempre vinculadas a una función de fomento, es al sector público, según otra disposición de la misma dictadura, el D.L. Nº1939 de 1977 y, en este caso, la enajenación se hizo a una institución privada.



Según el informe, el robo que sufrió la CORFO y el Estado deriva además de haberse desprendido de un órgano de capacitación tan importante como INACAP, hoy una suerte de universidad privada y que cobra tan caro como estas.




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