Prometo que no lo hago más. Fue entretenido pero creo que no se puede un día lunes. Y menos si estas en periodo académico.
Empezó casi como un juego para mi, porque no quería ir porque de partida no había llevado dinero para carretear, es que nunca pensé que iba a terminar carreteando un día lunes normal de clases.
La idea era compartir un buen rato, pasarlo bien y no se, distraerse un poco. Pensé en muchas ocasiones devolverme, porque al principio no me sentía cómodo. De partida porque no me gusta ir al “bolseo”
Pero fui igual, mientras llegábamos Diego, un compañero nos mostró la antena camuflada como antena celular que hay en Ejercito con no se que calle. Que triste pensé, porque la gente jura que es una palmera normal pero no lo es, es simplemente una antena celular más. Así nadie reclamaría, nadie se enteraría, y en silencio se enfermarían.
Llegamos al “cerveza” donde había bastante gente para ser día lunes, en su mayoría estudiantes universitarios como nosotros (queda al lado del barro universitario de Republica, acá en Santiago)
Y empezó la primera, y la segunda y la tercera ronda de cervezas, como yo no estaba ni ahí con carretear como si fuese viernes no quise tomar como los demás. En un momento de el carrete, donde ya se habían unido a nosotros cinco (Mauricio, Jeremy, Diego, Cesar y quien escribe) las amigas de Mauricio estábamos bien, las miradas con otra mesa de chicas se hacia evidente frente a los demás. Fue un buen carrete, y cuando dije - ya me voy a mi casa- , los chicos me dijeron que fuésemos al “rapa” y que bailásemos un poco. Dale, me apunté y como a eso de las 9 de la noche fue mi hora de retirada para llegar a mi casa a comer algo porque no había almorzado, para luego ir a dormir, plácidamente sin ganas de hacer nada.
No lo hago más.