Encontré las escasas monedas y se las dí y le advertí que no siguiese derecho por la calle en la cual estábamos ya que más adelante había una plaza llena de grupos que al verlo, así solo y medio ebrio le podrían golpear y/o asaltar, ya que se veía que no era un borracho callejero.
Me agradeció la advertencia y nombrando su nombre (Jorge) me dijo que le daba lata que se volviese así de malo por ahí, que antes era todo mas tranquilo y uno podía caminar a esa hora (las 1:15 am) tranquilamente sin preocuparse de nada.
Asentí a lo que decía.
Me agradeció por el hecho de haber parado por lo menos a escucharlo, porque lo ponía triste el hecho de que la gente en ese estado lo ignorase, haciendo casi como que no existiera, él entendía el hecho de que la gente se podía asustar por que estaba con trago en el cuerpo, pero que bastaba con un "no, no tengo ahora amigo" para que entendiese.
Seguí escuchándolo.
Habló de que muy poca gente lograba entenderlo, dijo que pintaba y que a veces cambiaba cuadros por comida, cuando la cosa no era muy buena. Muchas veces lo llamaron loco por hacer figuras que a los ojos comunes no son más que garabatos sin sentido. Odiaba, decía, el hecho de copiar y que trataba él de estar siempre innovando con respecto a lo que hacia o creaba.